La generosidad incondicional es un valor que aparece habitualmente en un proceso de coaching.
Especialmente cuando se conecta con esa necesidad de dar a los demás como medio para conectar con tu propósito en la vida.
Pero también cuando la generosidad se ha convertido, de manera inconsciente, en una forma de crear dependencia en los demás.
Una perspectiva sorprendente de la generosidad ya que a priori no imaginarías.
Producir un beneficio creando una dependencia.
Aunque si lo piensas, la relación es evidente.
Cuando alguien te da, te sientes en deuda.
Lo que te conecta con la gratitud hacia el que es generoso.
Más que con su intención.
Algo que puede crear un círculo de obligación donde te sientes en la necesidad de dar porque te han dado.
Sin dejar espacio para recibir porque alguien ha querido ejercer la generosidad incondicional sin esperar nada a cambio.
Pero ese no esperar recibir también se vuelve contra su propia generosidad.
Ya que esta es mucho más que dar a los demás.
El equilibrio entre dar y recibir
Seguramente desde que tenías pocos años habrás escuchado lo importante que es dar a los demás.
Nos educan en la generosidad unidireccional de dar.
Pero es menos probable que esa educación en el dar llevase implícito la capacidad de recibir.
Dar y recibir para liberarse de las obligaciones
Y es aquí donde la generosidad puede convertirse en un acto desequilibrante donde el que da se pone por encima del que recibe.
Un poco como ocurre con ayudar o servir en coaching.
El que ayuda lo suele hacer de manera inconsciente desde una posición mejor situada que el que es ayudado.
Cuando surge el agradecimiento como respuesta a un acto generoso, es muy probable que sientas la necesidad de hacer algo a cambio.
¿Te suena?
Y es aquí donde tu generosidad para recibir es tan importante o más como lo es para dar a los demás.
De hecho, si la generosidad se centra exclusivamente en dar, puede crear espacios claustrofóbicos donde el altruismo unidireccional provoca deudas que desequilibran.
Incluso desde la mejor de las intenciones.
Aplicando la generosidad incondicional en dos direcciones
Te invito a practicar la generosidad bidireccional en tu día a día.
En tu vida laboral.
Familiar.
Con tus amigos y desconocidos.
Preparándote para ser generoso dando espacio para recibir.
Desde la gratitud y nunca desde la deuda reactiva del que se siente débil por la generosidad de los demás.
Porque ese tipo de deudas son difíciles de saldar y te crean un desequilibrio que te llevará a romper tu propio sistema de valores.
En un proceso de coaching exploramos juntos también este aspecto cuando juega un papel importante a la hora de conseguir tus objetivos.Algo que tiene que ver con tu capacidad para adaptarte al cambio que puede suponer el recibir de los demás.
Sin esperarlo.
Pero también sin reaccionar con el mismo impulso que el que te da.
Por eso la generosidad incondicional no solo dice de lo que das y cómo lo haces.
Sino especialmente de cómo recibes.
Y aquí se encuentra una línea muy delgada entre armonía y desequilibrio.
¿Sabes ya cómo vas a aplicar la generosidad incondicional en tu día a día?